En esta entrada realizaremos un breve análisis acerca de la evolución de la mujer en el mundo laboral, comenzando por la base, que es la obtención del título de graduado/a.
En los últimos años, se está observando como la mujer cada vez está más presente en la universidad, hasta tal punto que a día de hoy el número de graduadas es considerablemente superior al de graduados.
En esta gráfica se observa como en los últimos años el peso relativo de las mujeres en la educación superior cobra cada vez más importancia, además las mismas presentan una tasa de rendimiento superior y acaban la carrera antes que los hombres.
Sin embargo, si observamos la tasa de ocupación a grandes rasgos, podemos ver claramente como los hombres, a pesar de ser menos los que se gradúan, tienen tasas de empleo más elevadas y menores tasas de desempleo.
En esta gráfica vemos como la tendencia anterior se vuelve totalmente inversa, en sentido figurado podemos hablar de un “techo de cristal”, ya que la preparación de la mujer y el aumento cuantitativo de trabajadoras no se ha traducido en un desarrollo paralelo de su peso cualitativo en el mercado de trabajo.
Por otra parte, la promoción a los puestos de dirección resulta también más difícil debido principalmente a que a ellas se les exige más y se las valora menos. Estereotipos que se creían superados, vuelven a resurgir acusándolas en la mayoría de los casos de falta de liderazgo.
Ante estos datos, cabe esperar que tarde o temprano se producirá un cambio de rol, en el que las mujeres acaben teniendo las mismas oportunidades que los hombres sin que entre en juego, a la hora de contratar o promocionar a un alto directivo, el sexo del mismo.
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